- ¿Y por eso te has asustado? - Al hombre le ocurre lo mismo que al árbol.
Cuanto más quiere elevarse hacia la altura y hacia la luz, tanto más fuertemente tienden sus raíces hacia la tierra, hacia abajo, hacia lo oscuro, lo profundo, - hacia el mal.
- ¡Sí, hacia el mal!, exclamó el joven.