Sube conmigo a la acera,
verás la tiritera que da de ver el color
que dan a la tierra los hijos de perra
que pintan de oscuro
todo corazón
que se atreva a latir
y quieren derribar el tronco
de ruiseñores roncos
donde vivimos tú y yo,
que no tiene dueño, ni dioses, ni reyes,
que suenen los muelles de mi corazón