cerrar los ojos
y sentir oscuridad inmensa,
entregado a una luz,
como un laberinto de incertidumbre.
(Mientras no se pueda concretar una relación, le dedicamos sueños,
cerramos los ojos deseando que se pueda llegar a cumplir,
sentimos oscuridad inmensa porque sabemos que es solo apariencia
y producto de nuestra imaginación,
y finalizamos por entregarnos a la incertidumbre del destino,
a sus laberintos, casi resignados ante tal presencia de in certezas)