- Tienes razón, Knulp. Y es que todo es hermoso, si lo miras en el momento justo.
- Sí, pero con el placer hay qye sentir también un poco de tristeza o temor.
- ¿Por qué?
Verás: una muchacha bonita no te lo parecería tanto si no supieras que tiene su momento de esplendor y luego ha de envejecer y morir. Si algo hermoso tuviera que permanecer igual toda su eternidad, yo me alegraría, sí, pero lo miraría con más frialdad y pensaría: eso puedes verlo siempre: no tiene por qué ser hoy. Pero lo que es perecedero y no permanece igual lo contemplo ahora y con algo más que la pura alegría, también con un poco de pena...