Me echo un cable en la lluvia,
yo andaba con paraguas y ella no
-"¿a dónde vamos rubia?"-"a donde tú me lleves" -contestó.
Así que fuimos hasta mi casa
-"que es el polo" -le advertí.
-"con un colchón nos basta,
De estufa, corazón, te tengo a ti".
Recalenté una sopa con vino tinto, pan y salchichón,
A la segunda copa,
-"¿qué hacemos con la ropa?"- Preguntó.
Y yo que nunca tuve más religión que un cuerpo de mujer,
del cuello de una nube aquella madrugada me colgué.
Estaba solo cuando al día siguiente el sol me desveló,
me desperte abrazando la ausencia de su cuerpo en mi colchón.
Lo malo no es que huyera con mi cartera y con mi ordenador...
... peor es que se fuera robándome además el corazón.