El amor es, supremo, omnipotente, omnipresente y omnisciente; creador, juez, protector y, en algunos casos, salvador del universo y la humanidad. El amor no está limitado absolutamente por nada, y, por lo tanto, sería infinito. Infinito en relación al espacio (inmensidad del amor) o al tiempo (eternidad del amor). Con relación al espacio el amor sería infinito porque está presente en todo lugar e incluso fuera de él; tal atributo estaría relacionado con la omnipresencia. En cuanto al tiempo sería infinito por ser eterno.
Severino Di Giovanni
En el número del 5 de noviembre de ese año, Severino interviene en una polémica acerca de un tema que fue permanente para él: el amor. Allí sostendrá que un anarquista que se casa por la iglesia con una muchacha al solo efecto de allanarle dificultades a ésta ante su familia, no comete ningún pecado contra la idea. Señala que la idea libertaria es como una coraza que resiste todos esos detalles sin importancia. Lo principal es llegar a la plenitud del amor con su amada. Y finaliza diciendo: “No es un delito sacrificar una fruslería de prejuicio y convencionalismo anarquista por un amor inmenso, más cuando en el amor grande e infinito está basada la anarquía misma”.