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Estoy en un dia en q
ue me pesa, como un ingreso en la cárcel, la monotonía de todo. La
monotonía de todo no es, sin embargo, sino la monotonía de mí. Cada rostro, aunque sea el
de quien vimos ayer, es otro hoy, puesto que hoy no es ayer. Cada día es el día que es, y
nunca ha
habido otro igual en el mundo. Sólo en nuestra alma se encuentra la identidad
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la
identidad sentida, aunque falsa, consigo misma
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mediante la cual todo se asemeja y se
simplifica. El mundo es cosas destacadas y aristas diferentes; pero, si somos miopes, es
una
niebla insuficiente y continua