Y mi destino era ella, que supo ser de mi amigo. Y que tenía mil caras como un carrusel, lleno de fantasmas. Linda como una sirena, me hizo dormir en su pelo. Y caminé por las luces que ahora me dormían ;
Y pensar que por mi amigo, a esa milonga yo entré. Para decirle que afuera el moría de amor. Para pedirle que vuelva,
con el muchacho que afuera.
Tenía el alma en pedazos
lo mismo que hoy yo.