todo el día me paso en ella.
tu cabeza, ¡qué tristeza!
cómo quieres que sepa dónde está,
¿dónde esta?
Y te irás, y esta vez romperé mis poemas quizás pensaré.
tu mirada, ¡qué chorrada!
soy el amo del firmamento, metido en mi disfraz de hombre normal.