El amor es, supremo, omnipotente, omnipresente y omnisciente; creador, juez, protector y, en algunos casos, salvador del universo y la humanidad. El amor no está limitado absolutamente por nada, y, por lo tanto, sería infinito. Infinito en relación al espacio (inmensidad del amor) o al tiempo (eternidad del amor). Con relación al espacio el amor sería infinito porque está presente en todo lugar e incluso fuera de él; tal atributo estaría relacionado con la omnipresencia. En cuanto al tiempo sería infinito por ser eterno.

Así habló Zaratustra

¿Cómo soporté aquello? ¿Cómo vencí y superé tales heridas?196 ¿Cómo volvió mi alma a resurgir de esos sepulcros? Sí, algo invulnerable, insepultable hay en mí, algo que hace saltar las rocas: se llama mi voluntad. Silenciosa e incambiada avanza a través de los años. Su camino quiere recorrerlo con mis pies mi vieja voluntad; duro de corazón e invulne- rable es para ella el sentido. Invulnerable soy únicamente en mi talón197. ¡Todavía sigues viviendo ahí y eres idénti- ca a ti misma, pacientísima! ¡Siempre conseguiste atravesar todos los sepulcros! En ti vive todavía lo irredento de mi juventud; y como vida y juventud estás tú ahí sen- tada, llena de esperanzas, sobre amarillas ruinas de sepulcros. Sí, todavía eres tú para mí la que reduce a escombros todos los sepulcros: ¡salud a ti, voluntad mía! Y sólo donde hay sepulcros hay resurrecciones.

Así habló Zaratustra

En verdad, demasiado aprisa habéis muerto para mí, vosotros fugitivos. Pero no huisteis de mí, tampoco yo huí de vosotros: inocentes somos unos para otros en nuestra infideli- dad. ¡Para matarme a mí os estrangularon a vosotros, pájaros cantores de mis esperanzas! Sí, contra vosotros, queridísimos, disparó la maldad siempre sus flechas - ¡para dar en mi corazón!