El amor es, supremo, omnipotente, omnipresente y omnisciente; creador, juez, protector y, en algunos casos, salvador del universo y la humanidad. El amor no está limitado absolutamente por nada, y, por lo tanto, sería infinito. Infinito en relación al espacio (inmensidad del amor) o al tiempo (eternidad del amor). Con relación al espacio el amor sería infinito porque está presente en todo lugar e incluso fuera de él; tal atributo estaría relacionado con la omnipresencia. En cuanto al tiempo sería infinito por ser eterno.

Lord Byron / Manfred - Cain

Manfred

Ella era similar a mí en lineamientos; sus ojos,
su cabello, sus facciones, todo, hasta aun el mismo tono
de su voz, se decía que eran idénticos a los míos,
pero todo suavizado, y temperado hacia la belleza;
ella tenía los mismos pensamientos y vagabundeos solitarios,
la búsqueda de saberes ocultos, y una mente
para comprender el universo. Y no todo esto solo,
sino unidas a ello facultades mucho más finas que las mías:
piedad, y sonrisas, y lágrimas, que yo no tenía;
y ternura, que yo sólo para ella podía tener;
y humildad, que yo tener nunca podré.
Sus faltas eran mías; sus virtudes eran sólo suyas;
yo la amé... y la destruí

Lord Byron - Manfred ♦ Cain

Manfred

Te diré, hombre, que he vivido muchos años, muchos largos años, pero no son nada ahora comparados con aquellos que aún debo contar: edades, edades, espacio y eternidad... y conciencia, con una feroz sed de muerte que saciada nunca será.

Manfred - Acto II

Cazador de gamuzas
Sin embargo, sobre tu frente el sello de la mediana edad apenas ha arraigado: yo soy mucho mayor que tú.

Manfred
¿Piensas que la existencia depende del tiempo? Así parece; pero son las acciones nuestras épocas, y las mías han hecho mis días y mis noches interminables, eternas, y todas iguales, como las arenas de una playa, átomos innumerables, un desierto frío y desolado contra el cual rompen las más salvajes olas sin que nada quede, salvo cadáveres y ruinas, rocas, y las saladas algas de la amargura.

Cazador de gamuzas
¡Ay!, ¡está loco!; pero no debo dejarlo aún.

Manfred
Desearía poder estarlo, pues entonces aquello que veo sería tan sólo el febril delirio de un enfermo.

Cazador de gamuzas
¿Y qué es eso que ves, o que crees estar viendo?

Manfred
A mí mismo, y a ti, un labriego de los Alpes; tus humildes virtudes, tu hospitalario hogar y tu paciente espíritu, piadoso, orgulloso y libre; tu respeto por ti mismo, nacido de inocentes pensamientos; tus días de salud y tus noches de reposo; tus trabajos dignificados por el peligro, aunque libres de culpa; tus esperanzas de una grata vejez y de una sosegada tumba, con una cruz y flores sobre su verde hierba y el amor de tus nietos como epitafio; todo esto veo... y entonces miro a mi interior... Mas no importa: ¡mi alma ya estaba perdida desde antes!

Cazador de gamuzas
¿Es que querrías, entonces, cambiar tu existencia por la mía?

Manfred
No, amigo. No te haría tal mal, ni cambiaría mi destino con el de ser vivo alguno: puedo soportar (si bien miserablemente, sigue siendo soportar) en vida lo que otros ni aun podrían aguantar soñar, sino que perecerían en su sueño.