El amor es, supremo, omnipotente, omnipresente y omnisciente; creador, juez, protector y, en algunos casos, salvador del universo y la humanidad. El amor no está limitado absolutamente por nada, y, por lo tanto, sería infinito. Infinito en relación al espacio (inmensidad del amor) o al tiempo (eternidad del amor). Con relación al espacio el amor sería infinito porque está presente en todo lugar e incluso fuera de él; tal atributo estaría relacionado con la omnipresencia. En cuanto al tiempo sería infinito por ser eterno.

El hombre mediocre

El idealista estoico mantienese hostil a su medio, lo mismo que el romántico,. Su actitud es de abierta resistencia a la mediocridad organizada, resignación desdeñosa o renunciamiento altivo, sin compromisos.
Importale poco agredir el mal que consienten los otros; mas le sirve estar libre para realizar toda perfección que solo depende de su propio esfuerzo.
Adquiere una ''sensibilidad individualista'' que no es egoísmo vulgar ni desinterés por los ideales que agitan a la sociedad en que vive. Son notorias las diferencias entre el individualismo doctrinario y el sentimiento individualista: uno es teoría y el otro es actitud. En Spencer, la doctrina individualista se acompaña de sensibilidad social, en Bakunin, la doctrina social coexiste con una sensibilidad individualista. Es cuestión de temperamento y no de ideas; aquel es la base del carácter.
Todo individualismo, como actitud, es una revuelta contra las dogmas y los valores falsos respetados en las MEDIOCRACIAS; revela energías anhelosas de esparcirse, contenidas por mil obstáculos opuestos por el espíritu gregario.
 El temperamento individualista llega a negar el principio de autoridad, se substrae a los prejuicios , desacata cualquier imposición, desdeña las jerarquías independientes del merito.
Los partidos, sectas y facciones le son indiferentes por igual, mientras nos descubre en ellos ideales consonantes con los suyos propios.
Cree mas en las virtudes firmes de los hombres que en la mentira escrita en los principios teóricos; mientras no se reflejan en las costumbres las mejores leyes de papel o modifican la tontería de quienes las admiran ni el sufrimiento de quienes las aguantan.