El amor es, supremo, omnipotente, omnipresente y omnisciente; creador, juez, protector y, en algunos casos, salvador del universo y la humanidad. El amor no está limitado absolutamente por nada, y, por lo tanto, sería infinito. Infinito en relación al espacio (inmensidad del amor) o al tiempo (eternidad del amor). Con relación al espacio el amor sería infinito porque está presente en todo lugar e incluso fuera de él; tal atributo estaría relacionado con la omnipresencia. En cuanto al tiempo sería infinito por ser eterno.

Libro del Desasosiego

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 Estoy en un dia en q ue me pesa, como un ingreso en la cárcel, la monotonía de todo. La monotonía de todo no es, sin embargo, sino la monotonía de mí. Cada rostro, aunque sea el de quien vimos ayer, es otro hoy, puesto que hoy no es ayer. Cada día es el día que es, y nunca ha habido otro igual en el mundo. Sólo en nuestra alma se encuentra la identidad - la identidad sentida, aunque falsa, consigo misma - mediante la cual todo se asemeja y se simplifica. El mundo es cosas destacadas y aristas diferentes; pero, si somos miopes, es una niebla insuficiente y continua

Libro del Desasosiego

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Tengo grandes estancamientos.
No es que, como todo el mundo, tarde días y días en contestar con una postal la carta urgente que me han escrito. No es que, como nadie, retrase indefinidamente lo fácil que me resulta útil, o lo útil que me resulta agradable.
Hay más sutileza en mi falta de entendimiento conmigo mismo. 
Me estanco en el alma misma. Se produce en mí una suspensión de la voluntad, de la emoción, del pensamiento, y esta suspensión dura magnos días; sólo la vida vegetativa del alma - la palabra, el gesto, el hábito - me expresan yo para los demás, y, a través de ellos, para mí. 

Durante estos períodos de sombra, soy incapaz de pensar, de sentir, de querer.  
No sé escribir más que guarismos, o rayas. 
No siento, y la muerte de quien amase me haría la impresión de haber sucedido en una lengua extranjera. No puedo; es como si durmiese y mis gestos, mis palabras, mis actos acertados, no fuesen más que una respiración periférica, instinto rítmico de un organismo cualquiera. 


Así pasan días y días; no sé decir cuánto de mi vida, si hiciera la suma, no se habría pasado así. 
A veces me sucede que, cuando me desnudo de esta paralización, tal vez no me encuentre en la desnudez que supongo, y haya todavía prendas impalpables cubriendo la eterna ausencia de mi alma verdadera; se me ocurre que pensar, sentir, querer también pueden ser estancamientos, ante un más íntimo pensar, un sentir más mío, una voluntad perdida en algún lugar del laberinto de lo que realmente soy. 

Sea como sea, dejo que sea. Y al dios o a los dioses que haya, abandono lo que soy, conforme la suerte manda y el acaso hace, fiel a un compromiso olvidado.

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El calor, como una ropa invisible, dan ganas de quitárselo.

Libro del Desasosiego

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Un hombre puede, si posee verdadera sabiduría, disfrutar del espectáculo completo del mundo en una silla, sin saber leer, sin hablar con nadie, sólo medi ante el uso de los sentidos y el alma no saber estar triste. Monotonizar la existencia, para que no sea monótona. 
Tornar anodino lo cotidiano, para que la más pequeña cosa sea una distracción.

Soy Paz soy pan soy mas

Vamos, decíme, contáme todo lo que a vos te está pasando ahora porque sino cuando está tu alma sola, llora. Hay que sacarlo todo afuera, como la primavera, nadie quiere que adentro algo se muera. Hablar mirándose a los ojos, sacar lo que se puede afuera para que adentro nazcan cosas nuevas.

Adios, Alfonsina Storni

Las cosas que mueren jamás resucitan, las cosas que mueren no tornan jamás. ¡Se quiebran los vasos y el vidrio que queda es polvo por siempre y por siempre será! Cuando los capullos caen de la rama dos veces seguidas no florecerán... ¡Las flores tronchadas por el viento impío se agotan por siempre, por siempre jamás!


¡Los días que fueron, los días perdidos, los días inertes ya no volverán! ¡Qué tristes las horas que se desgranaron bajo el aletazo de la soledad! ¡Qué tristes las sombras, las sombras nefastas, las sombras creadas por nuestra maldad! ¡Oh, las cosas idas, las cosas marchitas, las cosas celestes que así se nos van! ¡Corazón... silencia!... ¡Cúbrete de llagas!... -de llagas infectas- ¡cúbrete de mal!... ¡Que todo el que llegue se muera al tocarte, corazón maldito que inquietas mi afán! ¡Adiós para siempre mis dulzuras todas! ¡Adiós mi alegría llena de bondad! ¡Oh, las cosas muertas, las cosas marchitas, las cosas celestes que no vuelven más! ...

ASCO DADAISTA - RNI

ASCO DADAÍSTA 

Toda forma de asco suceptible de convertirse en negación de la familia es Dada; la protesta a puñetazos de todo el ser entregado a una acción destructiva es Dada; el conocimiento de todos los medios hasta hoy rechazados por el pudor sexual, por el compromiso demasiado cómodo y por la cortesía es Dada; la abolición de la lógica, la danza de los impotentes de la creación es Dada; la abolición de toda jerarquía y de toda ecuación social de valores establecida entre los siervos que se hallan entre nosotros, los siervos, es Dada; todo objeto, todos los objetos, los sentimientos y las oscuridades, las apariciones y el choque preciso de las líneas paralelas son medios de lucha Dada. Abolición de la memoria: Dada; abolición del futuro: Dada; confianza indiscutible en todo dios producto inmediato de la espontaneidad: Dada; salto elegante y sin prejuicios de una armonía a otra esfera; trayectoria de una palabra lanzada como un disco, grito sonoro; respeto de todas las individualidades en la momentánea locura de cada uno de sus sentimientos, serios o temerosos, tímidos o ardientes, vigorosos, decididos, entusiastas; despojar la propia iglesia de todo accesorio inútil y pesado; escupir como una cascada luminosa el pensamiento descortés o amoroso, o bien, complaciéndose en ello, mimarlo con la misma identidad, lo que es lo mismo, en un matorral puro de insectos para una noble sangre, dorado por los cuerpos de los arcángeles y por su alma. Libertad: DADA, DADA, DADA, aullido de colores encrespados, encuentro de todos los contrarios y de todas las contradicciones, de todo motivo grotesco, de toda incoherencia: LA VIDA.

Desvelo

Soy el que cura el silencio con palabras de amor, para acortar los desvelos y soñar...

POR 


El sueño de un hombre ridiculo, Fiodor Dostoievski

''Puede que fuera por aquello de que en mi alma crecía una terrible melancolía debido a un hecho, que era infinitamente superior a mí; 
para ser más exactos, se había apoderado de mí la única convicción de que 
en el mundo todo daba igual.''

El diluvio y la pasajera

Si ya no la esperan a cenar en casa, debe ser porque se marcha y nunca regresa por la noche. Sin embargo por las mañanas amanece en su cama; la más leve brisa que recorre el patio, debe ser quién la desnuda, cuando corre loca a dividirse con su boca tocando el suelo... el suelo de azahar.

El breve espacio en que no estas


Suele ser violenta y tierna,
no habla de uniones eternas,
mas se entrega cual si hubiera solo un día para amar.
No comparte una reunion, mas le gusta la canción que comprometa su pensar;
todavia no pregunte ¿te quedaras?
temo mucho a la respuesta de un jamas.
La prefiero compartida antes que vaciar mi vida,
no es perfecta, mas se acerca a lo que yo simplemente soñe...

Encender una hoguera, Jack London

Pero nada de esto -ni el misterioso camino, fino como un cabello, que se perdía en la lejanía, ni la falta del sol en el cielo, ni el frío intensísimo, ni aquel mundo extraño y espectral – causaba la menor impresión a nuestro caminante, no porque estuviese acostumbrado a ello, ya que era un chechaquo recién llegado al país, y aquél era el primer invierno que pasaba en él, sino porque era un hombre sin imaginación. Despierto y de comprensión rápida para las cosas de la vida, sólo le interesaban estas cosas, no su significado. Cincuenta grados bajo cero correspondían a más de ochenta grados bajo el punto de congelación. Esto le impresionaba por el frío y la incomodidad que llevaba consigo, pero la cosa no pasaba de ahí.

Tan espantosa temperatura no le llevaba a reflexionar sobre su fragilidad como animal de sangre caliente, ni a extenderse en consideraciones acerca de la debilidad humana, diciéndose que el hombre sólo puede vivir dentro de estrechos limites de frío y calor; ni tampoco a filosofar sobre la inmortalidad del hombre y el lugar que ocupa en el universo. Para él, cincuenta grados bajo cero representaba un frío endemoniado contra el que había que luchar mediante el uso de manoplas, pasamontañas, mocasines forrados y gruesos calcetines. Para él, cincuenta grados bajo cero eran simplemente… eso: cincuenta grados bajo cero. Que pudiera haber algo más en este hecho era cosa que nunca le había pasado, ni remotamente, por la imaginación.

La escritura de Dios, Jorge Luis Borges

{...} Que muera conmigo el misterio que está escrito en los tigres. Quien ha entrevisto el universo, quien ha entrevisto los ardientes designios del universo, no puede pensar en un hombre, en sus triviales dichas o desventuras, aunque ese hombre sea él. Ese hombre ha sido él, y ahora no le importa. Qué le importa la suerte de aquel otro, qué le importa la nación de aquel otro, si él, ahora, es nadie. Por eso no pronuncio la fórmula, por eso dejo que me olviden los días, acostado en la oscuridad.

Libro del Desasosiego

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Cada cual tiene su alcohol. Tengo alcohol suficiente con existir. Borracho de sentirme, vagabundeo y voy seguro. Si es hora, me recojo en la oficina como cualquier otro. Si no es hora, voy hasta el río a mirar el río, como cualquier otro. Y, por detrás de esto, cielo mío, me constelo a escondidas y tengo mi infinito.